LAS SALAS DE POKER Y LA MUJER DEL CÉSAR (I)
Es realmente descorazonador hacer consultas en Internet y ver que existen miles de comentarios acusadores contra las salas de poker online. Los testimonios difieren en el idioma y en la gravedad de su exposición pero las consecuencias son muy negativas. Tales comentarios no se han expresado en un determinado espacio temporal sino que son acusaciones mantenidas en el tiempo, acaecen día tras día.
Es cierto que Internet es un altavoz de las peores sintonías pero, si queremos que el poker online tenga un buen futuro, es hora de exigir unos cimientos de calidad. Si bien las regulaciones que se van aplicando en los diferentes países son un primer paso imprescindible, resulta evidente que solo cumplen una parte del cometido que hay que afrontar.
En España, la Dirección General de Ordenación del Juego ha impuesto unas determinadas condiciones a las casas de poker online pero, a día de hoy, todavía son insuficientes. Es cierto que han acometido una tarea ingente, abierta en muchos frentes a la vez y, además, muy compleja. Es por ello que hay que otorgarles un reconocimiento y un mayor margen de maniobra pero, algunas acciones que se deben tomar, requieren cierta urgencia.
La historia del poker online es muy corta y, no obstante, ya ha sufrido algunos tornados. Entre los años 2003 y 2007, desde la empresa de poker Ultimate Bet -en aquellos días una de las salas más renombradas en los Estados Unidos- se forjó una de las estafas más destructivas para el mundo del poker. Utilizando opciones del software los propietarios jugaban viendo las cartas de sus oponentes, muchos de ellos grandes jugadores. Por un lado eso nos hace ver que las estafas son posibles y, asimismo, pueden pasar desapercibidas durante años, incluso para profesionales del poker que utilizaban aplicaciones de software para el control estadístico y la revisión de su juego.
Siguiendo con los escándalos, en abril de 2011, el poker vivió su Viernes Negro cuando las autoridades federales de los Estados Unidos emprendieron acciones legales contra Absolute Poker, Pokerstars y Full Tilt Poker. Los propietarios fueron acusados de fraude bancario, blanqueo de dinero y juego ilegal. Con todo, esto no fue lo peor. Después del Viernes Negro, la sala Full Tilt Poker fue acusada de estafa piramidal. La Justicia norteamericana acusó a los ejecutivos de esta sala de haber provocado un agujero contable de doscientos ochenta y cinco millones de euros.
¿Quiere esto decir que todos o alguno de los dueños de las salas de poker tienen comportamientos deshonestos? Queremos pensar que no, pero no es menos cierto que es lícito requerir garantías de seguridad cada vez más altas. Todos podemos afirmar que somos honestos y esto no implica que lo seamos. Por tanto todos somos susceptibles de merecer desconfianza, solo nuestros actos podrán convencer de lo contrario. No se trata de poner a las salas de poker en la picota sino de situarlas a la misma altura que un banco, una caja de ahorros o una agencia de calificación, por poner tres ejemplos.
Algunas entidades bancarias y cajas de ahorros han estafado a sus clientes con productos infames a pesar de estar supervisadas por el Banco de España. De modo que todas las medidas son pocas. Asimismo, en algunas entidades bancarias se han producido auténticos saqueos por parte de sus consejos de administración. Pero, incluso ante estas aberraciones, la mayoría seguimos teniendo cuentas bancarias y confiamos nuestros ahorros en aquellas entidades que creemos merecedoras de nuestra confianza.
Allí donde se maneja dinero tiene que haber la máxima exigencia en los procedimientos. No se trata de señalar a nadie con el fin de perjudicarle, sino de poner sobre el tapete la necesidad de arrogarse de unos protocolos que culminen en una oleada de confianza, seguridad y transparencia. Una vez salvadas las incomodidades de ciertas exigencias, las salas de poker serían las primeras beneficiadas de tal situación.